El pasado 24 de marzo se conmemoró el Día Mundial de la Tuberculosis (TBS) con el fin de sensibilizar a la población mundial sobre las devastadoras consecuencias sanitarias, sociales y económicas de la enfermedad, y poder redoblar los esfuerzos para acabar con la epidemia mundial de TB.
Actualmente, la tuberculosis sigue siendo una de las enfermedades infecciosas más mortíferas del mundo, y cada día, cerca de 4400 personas pierden la vida por la enfermedad, mientras que cerca de 30.000 personas padecen esta enfermedad prevenible y curable.
Según ha resaltado la OMS, los esfuerzos mundiales para combatir la tuberculosis han salvado aproximadamente 74 millones de vidas desde el año 2000. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 y las desigualdades socioeconómicas, han revertido años de progreso en la lucha contra la tuberculosis y han aumentado aún más la carga sobre los afectados, especialmente los más vulnerables.
En el 2019 se estimó que 88,1 por ciento de los casos de TB en las Américas se encontraban en 12 países. Un poco más de la mitad se concentran en tres países: Brasil (33,1 por ciento), Perú (13,4 por ciento) y México (10,3 por ciento). Colombia se ubica en el cuarto lugar, con 19 000 casos representa el 6,6 por ciento del total de la región y una tasa estimada de 35,8 por 100 000 habitantes.
En Colombia en el año 2022 se reportó al Programa Nacional de Prevención y Control de la Tuberculosis (PNPCT) del Ministerio de Salud y Protección Social, un total de 17.460 casos todas las formas, con una tasa de incidencia de 31 casos por cada 100.000 habitantes, registrando un incremento del 22,3 por ciento, comparado con los 14.091 casos del año 2021.
Ese día, la OPS y la OMS instaron a los países a acelerar la rápida implantación del régimen BPaLM/BPaL (bedaquilina, pretomanid, linezolid y moxifloxacino) para el tratamiento de la tuberculosis farmacorresistente, que tiene el potencial de aumentar significativamente las tasas de curación debido a su alta eficacia, ofrecer un acceso más amplio debido a su menor costo y mejorar la calidad de vida de los pacientes, ya que se trata de un tratamiento totalmente oral y mucho más corto que los tratamientos tradicionales.
La OPS también pide a los países que mejoren el diagnóstico de la tuberculosis farmacorresistente para garantizar un tratamiento oportuno y eficaz, acelerando la aplicación de las pruebas moleculares rápidas recomendadas por la OMS.