Con la firma del convenio científico-técnico entre la Universidad de La Guajira y el Instituto Nacional de Salud, se instaló de manera formal la operación presencial y permanente del Instituto en el departamento.
Con esta estrategia de desconcentración territorial de la entidad, se busca atender más de cerca a la gran población indígena de esta zona del país, que cuenta con indicadores claves de salud pública muy por encima del promedio nacional.
El foco de la acción del INS en esta primera fase será la detección, medición y seguimiento de indicadores que impactan directamente en la salud de las maternas, los bebés en gestación y los menores de 5 años de edad. “El equipo técnico del INS actuará con y desde el territorio, asegurando un enfoque territorial, cultural, integral y diferencial», explica Yibby Forero, investigadora del INS.
Se busca impactar de manera positiva en los casos de desnutrición de menores de cinco años, de enfermedad diarreica aguda, EDA, así como en los indicadores de mortalidad materna, perinatal y neonatal, mejorando la oportunidad en la detección y notificación, con el acompañamiento del equipo INS y la comunidad en el territorio.
La acción del Instituto se concentrará en los municipios de Manaure, Maicao, Uribia, Rioacha y Dibulla. Los cuatro primeros, concentran un 95% de la población Wayuu. Se trata de una población dispersa.
El convenio firmado entre el rector de la Universidad de La Guajira, Carlos Arturo Robles Julio, y el director general del INS, Giovanny Rubiano García, permitirá que el Instituto, se instale en la región de manera permanente, y sume esfuerzos con la academia y la sociedad civil para proponer soluciones a los distintos problemas de salud pública de esta región, mediante una acción intersectorial, un diálogo permanente con la comunidad y el fortalecimiento de las capacidades locales.
El director general del INS, Giovanny Rubiano García, señaló que “Hemos priorizado llegar a La Guajira ante la prevalencia de indicadores que afectan a la población infantil, la salud materna y perinatal, especialmente en la población indígena. El INS ha planteado una estrategia de intervención que articula los esfuerzos de entidades del gobierno central y local, distintas instituciones prestadoras de servicios de salud, sociedades científicas, academia y organismos internacionales».
Por su parte, Carlos Arturo Robles Julio, rector de la Universidad de La Guajira, afirmó que en buen momento se logra formalizar esta alianza para el beneficio de la población guajira. “Acabamos de recibir de parte del Ministerio de Educación Nacional el registro calificado para el programa de Enfermería, que esperamos se fortalezca a través de este convenio y nos permita cumplir con nuestro propósito de responder con eficiencia y pertinencia a las necesidades de salud pública en el departamento».
Primera fase
En una primera fase el INS explorará estrategias para intervenir los determinantes sociales de la salud. La falta de agua en el territorio guajiro es la causa de todas las dificultades y no tener agua significa, no tener como asearnos, como tener salubridad en la familia, como producir alimentos o generar un proyecto agropecuario a pequeña escala, sostuvo el director de la entidad.
Esto irá acompañado de vigilancia comunitaria que consistirá en la formación de líderes y lideresas de las distintas comunidades indígenas en la región, para que apropien conocimiento básico en materia de seguimiento e identificación oportuna de factores sociales, económicos y culturales protectores de la infancia y la salud materna, así como la detección oportuna, canalización y seguimiento de niños y niñas en riesgo o en estado de desnutrición, mediante el entrenamiento en la medición del perímetro del brazo, la talla y el peso en los niños; y la detección de signos y síntomas de alarma durante el proceso de gestación, parto y postparto.
Cifras de mortalidad por desnutrición y materna
Según los datos registrados por el Instituto en su Boletín Epidemiológico Semanal (BES), para la tercera semana de mayo y al comparar los años 2022 y 2023, se observa que en Colombia se registró en 2022 por cada cien mil nacidos vivos, 49,2 muertes maternas y para 2023, se han reportado 45 muertes. Estos mismos datos en La Guajira tienen un registro de 119,2 muertes maternas por cada cien mil nacidos vivos en 2022 y 83,5 en 2023.
Las cifras de mortalidad perinatal (semana 22 de gestación hasta siete días después del nacimiento) y neonatal tardía (después de siete días hasta 28 días de nacido), muestran que, por cada mil nacidos vivos, Colombia registró en el 2022, 14,8 muertes perinatales y neonatales tardías, mientras en 2023 la cifra es de 12,6. Para el caso de La Guajira, en 2022 se registraron 22,9 muertes perinatales y neonatales tardías y 14,7 en 2023.
En relación con los indicadores trazadores en la salud de los menores de cinco años, como lo son los de mortalidad por desnutrición (DNT), por enfermedad diarreica aguda (EDA) e infección respiratoria aguda (IRA), también se buscará mejorar la oportunidad en la detección y notificación.
Según el BES, el promedio nacional por cada 100 mil menores de cinco años para estos indicadores en los años 2022 y 2023 hasta la tercera semana de mayo, se comportó así: 3 muertes en 2022 y 2,7 en 2023 por DNT; 3,27 muertes en 2022 a 3,40 muertes en 2023 por IRA y 0,93 en 2022 pasó a 1,43 en 2023 por EDA.